Cuando el número de personas obesas alrededor del mundo ya supera los mil millones y con esa cifra en aumento, la Organización Mundial de la Salud pidió hoy a todos los países que se esfuercen en revertir esta crisis.
Con motivo de la celebración este del Día Mundial de la Obesidad, la agencia de la ONU destacó que la clave para prevenirla es actuar de inmediato, a ser posible antes del nacimiento de un niño.
El organismo de las Naciones Unidas explicó que una buena nutrición durante el embarazo, seguida de una lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y una lactancia continuada hasta los dos años representa la mejor opción para todos los bebés.
La obesidad provoca múltiples enfermedades
Según los cálculos de la Organización, la obesidad crece sin parar y ya afecta a 650 millones de adultos, 340 millones de adolescentes y 39 millones de niños. Por ello, estima que, en el año 2025, unos 167 millones de personas gozarán de peor salud por motivos de sobrepeso u obesidad.
“La obesidad es una enfermedad que afecta a la mayoría de los sistemas corporales. Afecta al corazón, el hígado, los riñones, las articulaciones y el aparato reproductor. Provoca una serie de enfermedades no transmisibles, como la diabetes de tipo 2, las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión y los accidentes cerebrovasculares, diversas formas de cáncer, así como problemas de salud mental”, explican desde la agencia.
Las personas obesas también presentan el triple de probabilidades de ser hospitalizadas por el COVID-19.
La causa fundamental de la obesidad y el sobrepeso es un desequilibrio energético entre las calorías consumidas y las calorías gastadas. Y es que, a nivel mundial, ha habido una mayor ingesta de alimentos ricos en energía que son ricos en grasas y azúcares; y un aumento en la inactividad física debido a la naturaleza, cada vez más sedentaria, de muchas formas de trabajo, los modos cambiantes de transporte y el aumento de la urbanización.
Los cambios en los patrones de actividad física y dietética a menudo son el resultado de cambios ambientales y sociales asociados con el desarrollo y la falta de políticas de apoyo en sectores como salud, agricultura, transporte, planificación urbana, medio ambiente, procesamiento de alimentos, distribución, comercialización y educación.
En este sentido, la OMS ha recordado que un IMC elevado aumenta el riesgo de enfermedades no transmisibles como, por ejemplo, patologías cardiovasculares, diabetes, trastornos musculoesqueléticos y algunos tipos de cáncer como, por ejemplo, el de mama, ovario, próstata, hígado, riñón o colon, entre otros.
Además, la obesidad infantil se asocia con una mayor probabilidad de obesidad, muerte prematura y discapacidad en la edad adulta, si bien los niños obesos también experimentan dificultades respiratorias, un mayor riesgo de fracturas, hipertensión, marcadores tempranos de enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina y efectos psicológicos.