Algunos de ellos venden el órgano por apenas 1.500 dólares. El problema es tan extenso que una zona cercana a Herat; una ciudad de Afganistán, ha sido bautizada como el «pueblo del riñón».
Al parecer, esta práctica era ilegal antes de la toma de posesión de los talibanes, sin embargo ahora no lo es.
Según Nooruddin, un hombre de 32 años, dijo que vendió su riñón para mantener a su familia, pero ahora sufre y se arrepiente de su decisión. El hijo de Nooruddin, de 12 años, es ahora el sostén de la familia y trabaja limpiando zapatos.
«Tuve que hacerlo por el bien de mis hijos. No tenía otra opción», dijo Nooruddin.
Una madre de tres hijos también revela que tiene que elegir entre vender su riñón o vender a su hija, según medios de comunicación.
«Mis hijos vagan por las calles mendigando. Si no vendo mi riñón, me veré obligada a vender a mi hija de un año», dijo al medio.
Esta es la situación de muchos afganos tras décadas de guerra y caos que se intensificaron tras la subida al poder de los talibanes en agosto.
En septiembre, Naciones Unidas advirtió que el 97% de los afganos podría empobrecerse a mediados de 2022 si no se toman medidas drásticas para solucionar el problema
