En estudios anteriores y con el tiempo que lleva presente la pandemia han surgido diferentes variantes se sabe que el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, puede mutar para evadir la vacuna contra la infección.
Las variantes Ómicron -BA.1, B1.1 y BA.2- pueden reinfectar a quienes se contagiaron previamente por otras, incluso cuando están inoculados.
Ademas se sabe que una tercera dosis de refuerzo ofrece cierta protección frente a Ómicron, pero ésta disminuye al cabo de tres o cuatro meses,lo cual no da una seguridad dejando a la mayoría de las personas susceptibles de reinfección. Ante esto y pesar de la inmunidad transmitida por el contagio o la vacunación anteriores sigue reduciendo drásticamente la incidencia de la hospitalización y la muerte.
Asimismo También nos hemos dado cuenta de que nuestros principales salvadores contra el COVID-19 no son los anticuerpos, sino otra parte del sistema inmunitario: Las células T. Los estudios demuestran que la fuerza de nuestra respuesta de éstas de larga duración a las proteínas del virus -especialmente por parte de las que reconocen la proteína de la espiga- está fuertemente correlacionada con el grado de defensa.