La sal rosa del Himalaya, un producto desconocido hasta hace unos pocos años, se encuentra ahora en todos las tiendas de alimentación y parece imprescindible en las cocinas españolas. El motivo para pagar por ella mucho más que una sal marina de mesa 6,8 frente a 0,23 € el kilo en un popular supermercado no es su atractivo y distintivo color rosado, sino sus supuestos beneficios para la salud.
Supuestos es la palabra clave, porque en realidad, desde el punto de vista nutricional y de composición química, apenas si existen diferencias entre una y otra.
Supuestos beneficios
Lo cierto es que apenas existen diferencias entre la sal rosa del Himalaya y la convencional
Aunque lo primero que hay que desmentir es que la sal del Himalaya proceda de esa cordillera. En realidad se obtiene principalmente en la mina Khewra Salt en la zona montañosa del Punjab, en Pakistán. Pero no sólo de ahí.
Potasio y magnesio en su mínima expresión
Lo segundo, que igual que la sal común está formada en un 98% por cloruro de sodio. El resto son minerales como potasio, magnesio, calcio, muy recomendables desde la perspectiva nutricional, pero que se encuentran en cantidades tan mínimas que no tienen ninguna incidencia para el buen funcionamiento del organismo.
Sal del himalaya
Ahora bien, si lo que se busca es una sal que dé color y un sabor algo distinto a los platos, es la ideal. Los distintos tonos de rosado de sus cristales se deben al óxido de hierro y a sus muchas impurezas y pueden ir de un color rosa pálido a otro mucho más vibrante
Otro argumento a favor de consumir este tipo de sal, y que debería justificar que sea bastante más cara de una sal común de mesa, es que su proporción de sodio es menor.
El mismo sodio que la sal común
Según un estudio comparativo elaborado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, si en un cuarto de cuch88aradita de sal común de mesa se encuentran 581 mg de cloruro sodio, en la misma cantidad de la del Himalaya sólo hay 345 mg.
Pero es algo engañoso si no se tiene en cuenta que al ser los granos mucho más gruesos, la cucharada de esta última pesará menos que la de una sal mucho más fina. Así que al compararlas en peso, las cantidades de cloruro sódico se igualan.
Otra cosa es que al parecer se necesita menos cantidad de la del Himalaya que la normal para conseguir la misma intensidad de salado. Se le atribuyen también virtudes medicinales ancestrales, y no se pueden negar, pero ni más ni menos que las que tienen las sales procedentes de otros lugares del mundo.
Tan curativa como la marina